Barahona: ABEL BATISTA FELIZ, el peregrino, ya
está aquí. Luchó por todos nosotros, merece el respeto y la consideración,
sobre todo de aquellos sin coraje, sin pantalones, y sin aquellos cocos
masculinos que cubren los pantalones.
Abel venció, demostró valor, arrojó, solidaridad y sacrificio
por sus compueblanos, La mofa a su proeza hace a payasos más enanos de lo que
son.
Solo, se lanzó a su epopeya, rompió patrones.
No insultó a nadie, mantuvo su lealtad a sus líderes. (Quienes
no movieron una paja, por él, pero que tampoco lo harían por nadie), el miedo y
el rechazo valió para que temieran apoyarlo, pero también no se atrevieron a
enfrentarlo.
En torno a un ABEL solito se levantó una enorme ola de
solidaridad y simpatías, nunca vistas en un pueblo otrora muy solidario.
ABEL, deja una lección importante y avergonzó a la clase política toda, que se vieron en la disyuntiva, de apoyarlo, por ser justo su reclamo/ rechazarlo por temer a que su éxito los termine de empañar y quedar evidenciados como divorciados de un pueblo al que solo atienden cada cuatro años para sustraerles aquel voto que los lleva a tener una vida en buena lid. ABEL, cual haya sido su resultado, se llevó la corona.