Vicente Noble, enclavado en la parte fértil del valle de Neiba, específicamente en la cuenca del Río Yaque del Sur, tuvo fama en los años 80 por la lucha que mucho de nosotros, en ese momento jóvenes inquietos, con ideas que buscaban el bienestar de la comunidad llevamos a cabo con el apoyo de casi toda la población. Nuestra lucha no solo era puramente reivindicativa.
Soñábamos con hacer la revolución y crear una sociedad nueva...era difícil no tener esas ideas en esos tiempos! Hoy albergamos las mismas ideas y las plasmamos quizás desde otras acciones.
De esa etapa se lograron algunas reivindicaciones como el arreglo de las calles, la reforestación de algunos lugares, la ampliación del acueducto, entre otras.
A final de los 80 y en la década de los 90, mi pueblo volvió hacerse famoso. La "fama" vino como consecuencia de la emigración de nuestras madres, hermanas, tías, primas, vecinas, abuelas, amigas, colegas, a España.
En mi caso particular tenía 18 años cuando mi madre emigró España, al año siguiente se fue mi segunda hermana. Luego mis hermanos más pequeños.
Así la familia se dividió, unos en España, otros en Vicente Noble. Como la mía todas las familias en Vicente Noble tienen un familiar en España. Con la emigración el pueblo cambió.
El cambio fue y es muy evidente. Está plasmado en un progreso material visible. Grandes casas, muchos vehículos, motores, juguetes, ropas, lujos..un progreso material, que al mismo tiempo ha roto la esencia moral que debe acompañar el verdadero progreso.
Un "progreso" que no ha eliminado la pobreza. Vicente Noble sigue mostrando muchas carencias.
¡Mi pueblo arde!, se quema en una descomposición social en aumento.
Las víctimas: los jóvenes. Ellos y ellas huérfanos/as de madres/padres vivas/os. Muchos están en España buscando el sustento para que la familia siga prosperando.
Jóvenes víctimas de una sociedad que los bombardea e induce constantemente hacia el consumo. ¡Mi pueblo arde! porque no hay un movimiento social que ofrezca alternativas distintas, no hay una fuerte base familiar, y los valores están casi ausentes. Arde porque a nivel nacional hay un deterioro moral tangible.
El país entero arde ante la falta de moralidad, la corrupción, la violencia intrafamiliar, y otros males que deterioran la vida social.
La muerte de jóvenes en Vicente Noble, los atracos, las violaciones, la inseguridad, nos dice, nos pide, nos alerta de que tal vez debemos acudir lo que no estamos viviendo allá a poner nuestro granito de arena en la dirección de rescatar o de reanimar en la tarea de tener un Vicente Noble famoso por sus grandes logros, por su robustos y sabrosos plátanos, su mármol, sus profesionales exitosos, sus esfuerzos en avanzar.
Unirnos con las fuerzas vivas que aun existen en nuestra laboriosa comunidad y seguir apostando y aportando al verdadero progreso, aquel que va de la mano con la riqueza material, moral y espiritual.