
"Esta mañana, a eso de las 5 a.m., unos treinta y ocho feligreses de la parroquia San Juan Bautista en la que presto mis servicios pastorales, se disponían a abordar el minibús de los estudiantes para dirigirse a la ciudad de Perdenales a participar de la Concentración Navideña, un encuentro fraterno organizado cada año por nuestra diócesis para celebrar con todas las comunidades que la conforman.
En eso aparece un individuo armado con un arma blanca de tipo machete, exigiéndole al chofer del minibús un permiso del sindicato para poder hacer ese viaje. el chofer se dirige a mi persona, como encargado de esta comunidad que soy, para que hablara con este AMABLE y RESPETUOSO caballero (armado).
Yo estaba parado en la entrada de la marquesina conversando con unos jóvenes que también iban a Pedernales, por lo que desde allí le voceo al señor: "¿Don, quiere que llamemos a la policía para que resolvamos esto en paz"? A lo que él me vocea desde allá: "¿Y no quieres que llamemos a tu madre?".
En ese momento se me metió la mezcla de Bateyero-Mellero-Barahonero-Tamayero que tengo y entré a casa a buscar un bate que uso para jugar softbol. Cuando salí, el AMABLE caballero no estaba. Iba a decir tres cosas para desahogarme, pero después caí en la cuenta que estamos en una época de paz y de armonía y de que ya no debo hacerle caso a la mezcla de Bateyero-Mellero-Barahonero-Tamayero. Sin embargo, quiero desahogarme para no morir frustrado.
Es cierto que soy sacerdote y que debo trabajar para que reine la paz y la armonía, pero es que a veces se me mete el espíritu de Jesús cuando entró al templo dando latigazos y "eflecando" mesas. El respeto es un derecho que merece todo el mundo, y si usted es capaz de llegar a un lugar con una actitud amenazante, mentándole la madre a uno (sin importar que ya no viva), rece bien para que no me encuentre en modo Jesús "eflecando" todo en el templo. Eso por un lado.
Por otro lado, los sindicatos de transporte en los pueblos son empresas privadas, por eso se llaman sindicatos de dueños de minibuses. Si a una institución le da la real gana de armar un viaje para donde sea, y desea contratar una empresa privada de transporte, por comodidad o conveniencia económica, no está en la obligación de ir al sindicato a pedir permiso. Ya eso no es como antes. ¿Por qué el celo? Porque quieren tener hegemonía para seguir abusando de las personas. Cobran tarifas exageradamente caras y nadie puede reclamar, porque ellos son el SINDICATO.
Sepan que, mientras no se tome un vehículo y se pase a recoger pasajeros en las rutas donde operan los sindicatos, todos tenemos derecho de contratar transportes que no sean del sindicato.
Usted dirá, pero si hay un sindicato con autobuses, ¿por qué hay que contratar a terceros? Pues eso es muy sencillo: las tarifas del sindicato son abusivas y desconsideradas".
PD: Yo ya no soy violento, pero tengo un Vijín en mis ADN que a veces se me escapa.