Lucrecia Pérez Matos nació el 15 de diciembre de 1959 en el municipio de Vicente Noble, Barahona al sur de la República Dominicana República Dominicana.
Su orendo crimen ocurrió el 13 de noviembre de 1992, en el citado país europeo, por racismo y xenofobia que existió en esos momentos en el Mediterráneo, y fue el primero que se reconoció como tal en España.
Pérez Matos era una humilde mujer que salió de un campo de la República Dominicana a España, para dedicarse al trabajo doméstico, en ese entonces poseía una relación con su cónyuge Víctor Trinidad.
Familia
Lucrecia pertenecía a una familia dominicana con 16 hijos, de los que sobrevivieron sólo nueve. Su padre y su madre fueron de por vida trabajadores del campo.
En su carnet aparece como soltera, porque como tanta gente pobre en Latinoamérica, no se casa por la iglesia ni por el juzgado, porque no tienen dinero para hacer la fiesta y la convivencia en común de hombre y mujer con hijos, es aceptada socialmente como matrimonio legítimo. El esposo de Lucrecia es Víctor Trinidad, también pobre como ella. Cuando se vino a España, no pudo despedirse de su marido, que trabajaba en el campo recogiendo tomates; ella tenía preparada la maleta desde hacía semanas y únicamente esperaba la llamada de los traficantes, cuando ésta llegó, sólo pudo despedirse de su hija Kenia (cariñosamente Abejita), quien desde que conoció la muerte de su madre, sufre de afonía.
Llegada a Madrid
Voló de Santo Domingo a Nueva York, desde ahí a París, luego a Bilbao y de ahí, por tren, llegó a Madrid. Tras obtener un trabajo como empleada doméstica fue despedida al poco tiempo. Según palabras del matrimonio para el que trabajó: “No sabía lo que era un grifo, ni un baño, ni un ascensor. La lavadora era el no va más... Era una mujer muy apocada.
Estaba enferma con anemia. Se caía por las mañanas. La mandé al médico. Le dimos un trato excelente. Creo que no era muy normal. Se levantaba por la noche dando gritos. También hablaba sola. Encontramos otra dominicana que le sustituyó. Si nos hubiera resultado bien, pensabamos arreglarle los papeles... Pero nos ha tocado la china. nos ha dado mucha pena lo que ha pasado con ella. La despedimos porque no servía para el trabajo”.
Después acabó, junto con otros compatriotas, durmiendo en las ruinas de la discoteca "Four Roses", donde una bala terminó con su vida a edad de 32 años.
“ Ella, consecuencia del olvido y de la miseria a que han sometido esta región gobernantes mezquinos y arrogantes, ha sido carne de cañón de grupos que se mueven bajo la sombra del anonimato español y que aún practican el racismo, la xenofobia y el sarcasmo abierto a la extranjera”
Esas fueron las palabras con que despidieron en Vicente Noble, el cadáver de Lucrecia Pérez, declarada “mártir de la emigración” por el Ayuntamiento de su pueblo
Antecedentes del asesinato
“Se veía venir”, comentaban algunos inmigrantes. La tensión interétnica se incubó hace muchos meses. Los dominicanos, en su mayoría mujeres, se reunían en una plaza-parque de Aravaca, particularmente los jueves y los domingos por la tarde. Las actitudes individuales de los vecinos se fueron convirtiendo en comentario estereotipado colectivo y luego en protesta social organizada, incluso por escritos públicos de alguna asociación de vecinos. La tensión se convirtió en conflicto, participando grupos externos a favor y en contra. Unos se quejaban de la presencia “molesta” colectiva en un jardín, de inmigrantes dominicanos, connotando negativamente ese “espacio” de tráfico de drogas, prostitución e inseguridad. Los otros, reclamando el derecho de reunión con sus compatriotas, ocupando un espacio público, porque se les negaba un salón en el Centro Cultural, que en esa misma plaza tenía el Ayuntamiento.
La tensión interétnica se transformó en conflicto policial de orden público preocupante, el domingo 1 de noviembre de 1992, en un choque entre agentes de la Policía Municipal e inmigrantes, con cinco heridos y ocho vehículos dañados. Doscientas mujeres dominicanas reunidas en la plaza de Aravaca, apedrearon a la Policía Municipal, cuando quería introducir en el coche a dos de ellas, que carecían de permiso legal de residencia en España.
“En media hora nos causaron cuatro heridos y nos destrozaron ocho coches patrulla... Atacaron a los patrulleros con piedras y palos, rompieron faros, parabrisas; abollaron la chapa y cuatro agentes tuvieron que ser asistidos de heridas leves... Cuatro dominicanas fueron detenidas y conducidas a la Comisaría de Extranjería”.
portavoz de la Policía Municipal
“Serían las seis de la tarde. Estábamos en la plaza, tan tranquilas y charlando de nuestras cosas, cuando llegaron dos policías provocándonos y pidiéndonos la documentación. Casi todas salimos corriendo, pero cogieron a dos y las introdujeron en un coche patrulla. Al ver que se las llevaban nos pusimos delante del coche para impedirlo y le dimos golpes. Después llegaron más y más vehículos de Policía; hasta siete conté. Se bajaron los guardias y cargaron contra nosotras sin ninguna contemplación. Fue entonces cuando algunas empezamos a lanzarles ladrillos de una obra cercana”.
Departamento de Comunicaciones del Distrito Educativo 01-05 Vicente Noble JPPB