En este tiempo de pandemia, perdimos familiares, perdimos amigos, perdimos el trabajo, se afectó la salud física, mental y emocional de muchos; dejamos de vernos, dejamos de abrazarnos.
Lo que no logró el Covid-19 es que dejemos de amarnos.
Mientras haya amor entre nosotros, existirá el deseo de trabajar por el bienestar de los que nos necesitan.
Aún hayan partido muchos al encuento con Dios, los que sobrevivimos aceptamos su Santa Voluntad y cumpliremos con fidelidad el legado que nos dejaron: el compromiso de continuar con el servicio social que realizaron para la mejora de la sociedad.
No teman, Dios y su infinita misericordia sea con cada uno de nosotros y nuestras familias siempre.
El 2021 y cada año por vivir, es nuestro!