POR XAVIER CARRASCO
Dentro de las cosas que se han de valorar del Partido de la Liberación Dominicana, está su forma de organización, y es que, quienes tienen en sus manos la dirección del partido son aquellos que han agotado un ciclo, no solo de formación interna sino de compromiso institucional con la referida agrupación política, de ahí sus grandes éxitos como partido.
Para ser parte de una dirección de un partido político debe haber algo más allá que el simple hecho de estar identificado como parte de esa agrupación política, se trata de vivir el partido, de tener la conectividad con él y sus miembros, que se está en él porque se ama el hecho de estarlo y no así por el beneficio momentáneo que pueda recibir por la posición en la que se encuentre el mismo.
A raíz de una serie de aspiraciones que han surgido en el marco de la convención interna del Partido Revolucionario Moderno, nos llaman mucho la atención alguna, las cuales podemos incluso cuestionar, pues no son las personas que tengan ese vínculo directo con este partido y que cabe destacar que su llegada está condicionada a una situación que se originó en un momento por una condición determinada.
Lo triste del caso es ver a dirigentes connotados incluso de los miembros fundadores de este partido, que saben el sacrificio que costó tener estas pesadas letras (PRM), promoviendo y promocionando candidaturas a las direcciones internas, de personas que llegaron antes de ayer por coyuntura y no dan garantía a que pasado mañana se irían también por coyunturas con el mejor postor, y fíjese que no me opongo a que a cualquier aliado se le pueda entregar en una demarcación determinada hasta una candidatura senatorial (que es la posición más alta en una provincia), pero no así entregarle un puesto de dirección institucional por más irrelevante que sea, pues una persona que es electa para lo primero tendrá la oportunidad de permanecer por un tiempo de 4 años en la posición y lo haga mal o lo haga bien será cuestionado el como funcionario, sin embargo el partido es eterno y cualquier desliz de cualquier miembro o dirigente del mismo será cuestionado el partido eternamente.
Pudiera esto convertirse en el pecado capital más funesto que pueda cometer el PRM como partido, al entregarle espacios de direcciones a aliados momentáneos o allegados coyunturales, pues dejaría demostrado mucha debilidad institucional en el partido.